Esto es incómodo
o sea, hablar de mí
Recuerdo decir “estuatua” y “periórico” a apenas poco de estar filosofando sobre el concepto de volición y saber quién era Euterpe. También recuerdo la habilidad de pasmar adultos con mi sorprendente habilidad para terminar rompecabezas en tiempos ridículos. Tenía 5 cuando me perdí en Disneyland, pero juro que no fui yo esos tres pedófilos con botarga hallados muertos.
Ser un jovenzuelo clasemediero en la clasemerdolera Latinoamérica cuando tan poco había para la fascinación o las oportunidades, me granjeó ese derecho a lo sublime interiorista que fue de a pocos conviniendo mi asiduidad por lo estético: la poesía, el arte, los rincones absurdos, los elementos discordantes, y fue ese mi jovenzuelo afán antisistémico el que me empujó hacia los sanos excesos de la tinta. Escribí mi primera obra de teatro a los 14, con el título “Noticias del inframundo” aunque la revisión en 2016 le cambió a “Dolo Sapien” y cuya adaptación al cine será parte del segundo catálogo de guiones en 2025.
Algunos viajes son ciertamente hacia dentro. Apenas a mis 25 conocí tardíamente el amor por la vía de una artista sicótica, esto es, aprendí demasiado pronto a sostener el equilibrio donde simplemente no lo hubiera, un tiempo después me fui de mochilero por la ruta de Los Andes, abandonando así mi incipiente aún promisoria carrera de director de teatro. Certificación de poeta y todo.
Todavía me hallaba en fase de poeta cuando al volver de mi viaje casi quedé cuadrapléjico, lo cual me hizo quedar súbitamente obeso y casi por ende depresivo. Qué mejor excusa para hundirme aún más en lo poeta. De cualquier modo, mis estados físico y mental tan deplorables me hicieron dejar por completo el escenario. Interesantemente referido, fue esto mismo lo que me hizo voltear hacia la idea de la narrativa y el guionismo por primera vez. A los 35 casi muero y me juré que si lograba permanecer vivo me declararía oficialmente escritor (…). Mi primer proyecto más bien trunco de guionismo dio pie a una beca nacional y un premio internacional, en realidad, mis únicos. La depresión sin embargo aún no había obtenido lo suficiente de mí. Todavía faltaba más laberinto.
Después de vivir en la dolorosa Tenochtitlán, retorné de nuevo a Yucatán, dificilmente saldré de aquí ya estoy del todo convencido. Fueron casi 20 años en el agujero profundo pero finalmente salí. Y haber salido dice todo eso magnánimo que hallé por los más sinuosos caminos de la oscuridad, enriqueció mi mundo interior de maneras indecibles y cierto es que alimentó el imaginario de mi principio creador actual. En esta fase viví mi tercera y última relación (con una) sicótica, la cual es sólo mencionable pues demarcó a su vez mi definitivo reencuentro conmigo así como de mi madurez creativa en el más estricto de los sentidos.
Tengo 50 años. Soy escritor y vivo en la casa de mis padres. Esto debería ser profundamente vergonzoso pero de hecho es justo todo lo contrario, mi solvencia emocional es tanta o más que la intelectual después de tantos puntos de quiebra confluyentes y deterministas que lograron derivarme la ecuación perfecta. Sólo hasta ahora es que convergen las obras sólidas que a fecha actual, octubre primero de 2024 salen al mercado. En cuanto a mí, lo mejor apenas comienza, así que permanezca en la línea…